La historia de Eva y Luis, padres de Elena, refleja la realidad de muchas familias
En este relato, los padres nos cuentan cómo pasaron por un sinfín de especialistas en busca de respuestas para su hija con dificultades de aprendizaje. Consultas con psicólogos, psiquiatras, neurólogos, foniatras y ópticos, cada uno ofreciéndoles un diagnóstico distinto: TDA, retraso madurativo, reflejos primitivos no integrados, convergencia visual, dislexia… fue un verdadero desafío.
En busca de la solución, encuentran el programa de Aprendizaje 4C
Finalmente, Eva y Luis encuentran el programa de Aprendizaje 4C del Centro de Evaluación e Intervención Corat, brindándoles un enfoque integral para abordar todas las dificultades de su hija. Con este programa, Elena ha ido fortaleciendo su autoconfianza, seguridad y ha desarrollado sus propios recursos para enfrentar los desafíos diarios.
Para Belén Muñiz, directora de Corat, el éxito del proceso de Elena radica en abordar todas las dificultades de manera global y no parcelada, a través de un equipo interdisciplinario que permite obtener mejores resultados.
Mejoras físicas y académicas evidentes
Eva y Luis destacan las mejoras físicas que su hija ha experimentado, como la psicomotricidad fina, lateralidad y la coordinación ojo-mano-pie, demostrando un mayor control de su cuerpo en general. Además, han notado avances significativos en cuestiones académicas, como la conciencia fonológica, ampliación del vocabulario y una notable mejora en la escritura.
El modelo 4C de la Fundación Aprender, según Irene Ranz, presidenta de la fundación, considera a la persona en su totalidad, abarcando los niveles cognitivo, académico, físico, neurológico, emocional y social-relacional. Esto permite superar con éxito dificultades específicas de aprendizaje, como la dislexia o discalculia, así como problemas de desarrollo o emocionales.
La importancia de cada «C» en distintas etapas de la vida
Según Ranz, cada «C» tiene un peso distinto en diferentes etapas de la vida. Durante la infancia, el cuerpo y el cerebro son fundamentales, ya que el correcto desarrollo del cuerpo es clave para un adecuado funcionamiento cerebral. En la adolescencia, el corazón y el contexto cobran protagonismo debido a los cambios físicos y las consecuencias emocionales y sociales que conllevan. En la etapa adulta, es fundamental abordar cualquier dificultad desde la raíz para solucionarla.
La intervención en Corat: evaluación e intervención integral
El trabajo en Corat se divide en dos áreas: la evaluación para detectar el problema y la intervención, que incluye programas como Aprendizaje 4C, dirigido a niños de 6 a 12 años. Este programa se basa en una intervención grupal e interdisciplinaria, en la que tres profesionales trabajan de forma coordinada en el neurodesarrollo, la reeducación psicopedagógica y la atención psicoterapéutica.
María García, responsable del área de Infancia, destaca que el enfoque de Corat rompe con la intervención tradicional, al ofrecer un espacio estructurado y seguro, donde se trabaja de manera integral, coordinándose con los colegios y las familias para favorecer el crecimiento de los niños.