Peor salud mental y menos sueldo, así afecta el trabajo a distancia a las mujeres

«Cuando se mezcla el derecho al trabajo con los cuidados no retribuidos, se pierde la igualdad». Así de tajante se muestra Mireia del Pozo, presidente de CEDE. Del Pozo asimismo demanda perspectiva de género para encarar el reparto de ayudas, fondos y recursos. «Las mujeres aportan a la economía lo mismo que los hombres y reciben mucho menos».

a productividad no comprende de género y es casi igual entre mujeres y hombres, mas mientras que aportan al PIB alrededor del cuarenta y uno-cuarenta y cinco por ciento , reciben sueldos más bajos y se concentran en trabajos menos cualificados y con más parcialidad y temporalidad.

Es una realidad denunciada por diferentes organizaciones, entre ellas el Centro de Estudios de las Mujeres de Europa. Su presidente, Mireia Del Pozo, demanda una administración equilibrada e igualitaria de las políticas socioeconómicas.

Esta situación de desigualdad se vio agravada por la COVID-diecinueve, que supuso un desarrollo exponencial del trabajo a distancia que afectó singularmente a las mujeres, que debían conciliar trabajo y cuidados a lo largo de los confinamientos. Esta situación se ha analizado en los últimos un par de años de forma recurrente desde determinado punto de visto económico y social. Con la perspectiva que da el correr del tiempo, ahora ha llegado el instante de conocer qué consecuencias ha tenido y aún tiene para la población activa. «Una de las primordiales problemáticas a las que se encaran ahora las mujeres es lograr que la vuelta a la normalidad asimismo se vea reflejada en una mejora en sus condiciones de trabajo y de conciliación. Es tal y como si hubiésemos reculado múltiples pasos por culpa de la COVID, por lo que el ahínco que debemos hacer para recobrar todo lo perdido y proseguir avanzando cara una igualdad real es mayor», explica Mireia Del Pozo.

Trabajo a distancia y salud mental: las mujeres, las más perjudicadas

«La necesidad de buscar el equilibro entre vida laboral y familiar ha perjudicado claramente más a la población femenina que a los hombres», agrega Del Pozo, que demanda que su bienestar se ve gravemente perjudicado por situaciones como las provocadas por la pandemia «Las mujeres reportan más casos de ansiedad que los hombres. Asimismo se muestran más preocupadas por sus familias y por la economía del hogar».

Conforme datos publicados este año por el Parlamento Europeo, el incremento del trabajo a distancia y sus efectos en la conciliación laboral y familiar ha perjudicado a la salud mental de las mujeres. En verdad, cuando las compañías mandaban a sus empleados a teletrabajar, fueron más mujeres que hombres las que debieron trabajar desde casa (un trece por ciento en frente de un once,2 por ciento ). En el caso de personas que teletrabajaban a tiempo completo con pequeños pequeños en casa, más del veintisiete por ciento de las mujeres mostraron contrariedades para concentrarse, frente al diecinueve por ciento de los hombres. «En otras palabras, las mujeres prosiguen teniendo más responsabilidades familiares que los hombres», demanda la presidente del CEDE.

«Podemos meditar que esto favorece a las mujeres, que aumenta sus posibilidades de conciliar, y no es cierto. Cuando el trabajo a distancia se impone por cuestiones extrañas a las de la propia conciliación, la situación laboral y personal de las mujeres se ve perjudicada de forma negativa», advierte la presidente del CEDE.

El trabajo a distancia baja los salarios de las mujeres

Hay más informes y estudios que confirman de qué forma las mujeres se ven perjudicadas de forma negativa cuando se impone el trabajo a distancia. Una encuesta asimismo del actual año del Eurobarómetro resalta que prácticamente cuatro de cada diez encuestados afirman que la pandemia ha disminuido los ingresos de las mujeres, prácticamente la mitad asegura que el equilibrio entre vida laboral y personal se ha visto perjudicado, y que la cantidad de tiempo que dedican al trabajo retribuido ha disminuido, aseguran dos de cada diez encuestados. «En resumen: las mujeres han debido abandonar a una parte de su jornada de trabajo, y en consecuencia de su sueldo, para poder compaginar los cuidados no retribuidos con sus obligaciones laborales», asegura Mireia Del Pozo.

De media, a lo largo de la pandemia las mujeres dedicaron prácticamente el doble de horas que los hombres al cuidado de hijos o nietos (algo más de once horas de ellas, en frente de poco más de seis de ellos). Los mismo ocurre con las labores familiares o con el cuidado de otros familiares.

Uno de los primordiales desafíos de gobiernos y administraciones públicas es dotar de una perspectiva de género tanto a la administración de recursos económicos y sociales, como a la redacción y tramitación de reglas y leyes que procuran mitigar la desigualdad o encarar crisis. «Cuando se oculta o se invisibiliza la aportación de las mujeres a la economía, la administración de los recursos tiende al desequilibrio, y terminan recibiendo menos que los hombres», concluye Mireia del Pozo.

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